Reflexiones finales
Una vez terminado este curso, he podido reflexionar sobre algunos comportamientos de los que he sido testigo ante determinadas situaciones de discriminación. Especialmente, el caso que me empujó a apuntarme a esta formación.
El año pasado se puso en marcha un proceso selectivo para la contratación de personas con discapacidad intelectual en la administración en la que trabajo. El objetivo era impulsar este tipo de prácticas que ya se llevaban realizando durante años en otras administraciones públicas. Esta medida se recibió con bastante entusiasmo por parte del personal, sin embargo, salieron algunas voces discordantes alarmadas por la posibilidad de que estas personas terminaran realizando tareas ya encomendadas a determinados funcionarios o personal laboral, además del esfuerzo que habría que hacer para acompañarles y enseñarles la realización de dichas tareas.
En concreto hubo un par de compañeros que se mostraron muy reacios a trabajar con las nuevas incorporaciones.
A pesar de que se impartieron charlas en las que se explicaba el procedimiento de incorporación y seguimiento a través de mentorías voluntarias por parte del personal funcionario, estos compañeros no cambiaban de opinión.
Tras el proceso selectivo, se incorporaron cinco personas, cada una de las cuales fue adscrita a un departamento distinto. Uno de ellos entró a trabajar con estos compañeros. Durante el periodo de adaptación al puesto, cada semana esta persona iba a estar con uno de ellos, observando el funcionamiento del departamento, y aprendiendo las tareas que se le habían asignado.
Pues bien, al mes, estos compañeros que al principio estaban tan reticentes, ya habían aceptado al chico en cuestión. Hablaban maravillas de él, de lo bien que trabajaba, que había sido una gran incorporación al departamento, etc. Actualmente, este chico está plenamente integrado y nadie ha vuelto a cuestionar la contratación de personas con discapacidad intelectual.
Creo que el miedo y el desconocimiento de determinadas realidades puede provocar rechazo, cosa que es peligrosa, ya que puede derivar en odio. Por eso, una mayor concienciación y sensibilización en cuestiones de igualdad de trato y no discriminación es vital para evitar situaciones como la que viví el año pasado. Quizás mi timidez me impidió intervenir y hablar con estos compañeros para convencerles de que no tenían razón y que sus miedos no estaban infundados. Creo que me faltaron muchos de los conocimientos y herramientas que he adquirido durante este curso. Ahora me siento más segura para afrontar este tipo de situaciones.
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